Querido Ministro de Industria,
Te remito esta carta para recordarte unas palabras que pronunciabas en febrero de 2010, a propósito del proceso de selección de la ubicación para el ATC, o Cementerio Nuclear, que es más gráfico. Dijiste, sin tapujos, mirando a la cara a los periodistas, y tratando de burlarte de los “tocapelotas” que estaban en contra de tal infraestructura, que “tener miedo a la energía nuclear es cómo tenerle miedo a los eclipses”.
Tus sabías palabras querían comparar a aquellos ciudadanos medievales que creían en maldiciones, tiempos oscuros, y tratados esotéricos cuando veían que el sol desaparecía porque la luna lo tapaba. Básicamente, lo que venías a decirnos es que somos tontos del culo.
Pues bien, como veo que tu falta de memoria solo es comparable a tu soberbia, te remito esta misiva para pedirte que leas la prensa, oigas la radio, y veas la tele, y seas capaz de hacer un resúmen de lo que pasa y ha pasado en Japón, y que vaticines lo que va a pasar por allí en los próximos 20.000 años. Supongo que con tu sapiencia y buen tino será un resúmen brillante, como todas tus palabras.
Es cierto que las mías expresan toda “la tirria” que te tengo, no porque estés en tal o cual partido, sino por lo que representas. Te haces llamar socialista de izquierdas, y todas tus políticas se centran en el beneficio empresarial, la liberalización de los mercados, y el aumento de precios. A tus gloriosos años de ministerio se deben medidas tan ingeniosas como poner los termostatos a 24 º C en verano y no obligar a llevar corbata, reducir la velocidad a 110 Km/h en autovías y autopistas durante 4 meses, el magnífico proceso de selección del ATC, las nuevas tarifas de la luz, o que las operadoras de telefonía tenga más de 1 millón de reclamaciones de usuarios al año. Eso por no hablar de la espantada que pegaste tras perder las elecciones en Madrid. El mero hecho de permitir todo esto, y de no haber apostado por casi ninguna medida que beneficie al obrero de turno, al que Marx defendía, al que define el socialismo de verdad, te convierte en lo que realmente demuestras con frases tan célebres como la del eclipse: en un “neocon” que va de “progre”.
No te compro tus argumentos, ni los respeto, porque tu intento de burla hacia sectores ecologistas, o antinucleares sin más, merece que un político de verdad, de los que está en el cargo para servir a la sociedad, no para servirse de su cargo, se vaya. Acabará tu carrera política y tendrás un currículum que dirá que fuiste Ministro de Industria, con lo que no tendrás problemas para encontrar un trabajo con un sueldo astronómico, al estilo Zaplana, por ejemplo, así que tus preocupaciones deben ser pequeñas.
Por eso te pido que te vayas. Que te hagas un lado, dejes paso, y nos brindes la oportunidad de no comparar tus discursos con aquello de echarle hueso de vaca al cocido que dijo Celia Villalobos, lo de comerse el chuletón de Arias Cañete, o bañarse en Palomares como Fraga. Ellos al menos, no trataron de burlarse de nadie, simplemente, hicieron el tonto para convencer a tontos de que no pasaba nada con la gripe porcina, con las vacas locas, o con las bombas nucleares. Algunos compañeros tuyos de partido pidieron entonces la dimisión de estos personajes; bueno, de Fraga no, que no dejaba hacer esas cosas el Generalísimo que empezó a construir las Centrales que hoy siguen funcionando en España.
Reflexiona, mira a tu alrededor, valora la situación de Japón, valora si merece la pena asumir ese riesgo, y valora, sobre todo, las lecciones que pretendes ir dando. Como la del eclipse no solo fue una lección, sino un intento de burla hacia una gran parte de esta sociedad, gánate la dignidad, y dimite. ¿A qué esperas para hacerlo? ¿A qué esperas Sebastián?
WINSTON SMITH