El procedimiento para la localización del ATC quiere ser democrático, transparente y regido por el principio de voluntariedad pero obviamente en el caso de las candidaturas presentadas en Tierra de Campos no ha sido así.
Es claro que el proyecto afecta notablemente a no menos de 20 kilómetros a la redonda del lugar elegido para su instalación; en nuestro caso esto significa que están implicados algo más de 50 pueblos pertenecientes a unos 40 ayuntamientos con alrededor de
10000 personas viviendo en ellos. No podemos, por ello, admitir que el principio de voluntariedad se base en que ayuntamientos que no representan ni el 2% de la población afectada lo quieran, y lo quieran por que se les promete un dineral. Si por ejemplo fuera elegido Santervas de Campos, y el caso de Melgar de Arriba no es muy diferente, la mitad de la indemnización, es decir 3 millones de €uros anuales irían a parar a un ayuntamiento con 130 censados. Esto ya es un mal en si mismo.
Veintitrés ayuntamientos con más de 7000 personas censadas han aprobado mociones en contra de la instalación, lo mismo que 4 de las 5 mancomunidades próximas y las Diputaciones Provinciales de León y Palencia que contiene más del 60% del terreno y pueblos afectados. Aparte de los dos ayuntamientos que lo han solicitado ningún otro ayuntamiento ni mancomunidad ni Diputación Provincial ha aprobado moción alguna que apoye el proyecto.
Todos estos datos ponen en cuestión no solo el principio de voluntariedad sino también de legitimidad democrática, pues es obvio que las instituciones más cercanas a la ciudadanía se manifiestan mayoritariamente en contra. No obstante una apuesta tan determinante para la zona, debería estar directamente en manos de los ciudadanos, por eso nosotros hemos propuesto a los ayuntamientos que organicen consultas en torno a la cuestión.
Algo similar pasa con la transparencia del proyecto, es verdad que el mismo lleva publicitándose cuatro años en la prensa y páginas web, pero no es menos verdad que de las 10000 personas que vivimos allí no llegarían a 100 las que siguieran este proceso, todos lo veíamos como algo ajeno y no como algo que pudiera llegar a afectarnos tan directamente. ¿Por qué no se hizo una campaña de información en la zona, aunque solo fuera 15 días antes de tomar la decisión de presentarnos candidatos? De nada sirve la información si esta no llega a los afectados a tiempo.
Esta información no es todo lo objetiva que debiera, pues continuamente se oculta la peligrosidad de lo que aquí se pretende guardar y se tiende solo a insistir en las imprescindibles medidas de seguridad. Además esta información es vaga pues no disponemos de un proyecto técnico que estudiar y en su caso rebatir, ni siquiera se nos facilita un análisis de riesgos donde se relacionen y cuantifiquen los mismos; en este sentido me parece escandaloso que el sexto plan general de residuos radiactivos diga que el concepto de riesgo es mal entendido por el público en general.
Quiero acabar diciendo que venimos de una zona donde siempre hemos visto como el DESARROLLO que ha generado todos estos residuos pasaba de largo, los que todavía vivimos allí nos hemos conformado con lo único que no podían llevarse a otras partes: nuestra tierra. Por eso nos parece tan injusto que sea ahora nuestra Tierra de Campos la que deba ser sacrificada.
Plataforma Anticementerio Nuclear «Tierra de Campos Viva»
jueves, 10 de junio de 2010
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